domingo, 30 de abril de 2017

Don Catalino

Os copio un cuento escrito por Miguel de Unamuno que me ha parecido muy curioso y podemos comentar: 

DON CATALINO, HOMBRE SABIO
Fui a ver a don Catalino. Recordarán ustedes que don Catalino es todo un sabio; esto es, un tonto. Tan sabio, que no ha sabido nunca divertirse, y no más que por incapacidad de ello. Lo que no quiere decir que don Catalino no se ría: don Catalino se ríe y a mandíbula batiente, pero hay que ver de qué cosas se ríe don Catalino. ¡La risa de don Catalino es digna de un héroe de una novela de Julio Verne! Y no digo yo que don Catalino no le encuentre divertido y hasta jocoso, amén de instructivo, ¡por supuesto!, al tal Julio Verne, delicia de cuando teníamos trece años. Don Catalino es, como ven ustedes, un niño grande, pero sabio, esto es, tonto.
Don Catalino cree, naturalmente, en la superioridad de la filosofía sobre la poesía, sin habérsele ocurrido la duda -don Catalino no duda sino profesionalmente, por método- de si la filosofía no será más que la poesía echada a perder, y cree en la superioridad de la ciencia sobre el arte. De las artes prefiere la música, pero es porque dice que es una rama de la acústica, y que la armonía, el contrapunto y la orquestación tienen una base matemática. Inútil decir que don Catalino estima que el juego del ajedrez es el más noble de los juegos, porque desarrolla altas funciones intelectuales. También le gusta el billar, por los problemas de mecánica que en él se ofrecen.
Un amigo mío, y suyo, dice que don Catalino es anestético y anestésico. Pero anestésicos son casi todos los sabios. Al cuarto de hora de estar uno hablando con ellos se queda como acorchado y en disposición de que le arranquen, sin dolor alguno, el corazón.
Don Catalino cree en la organización, en la disciplina y en la técnica, y es feliz. Tan feliz como un perro de aguas que le acompaña en sus excursiones científicas. Al cual perro de aguas le ha enseñado, para divertirse, a andar en dos patas y a saltar por un aro. Por donde se ve que no estuve del todo justo al decir que don Catalino no sabe divertirse. Aunque hay quien dice que no es por diversión, sino por experimentación, por lo que don Catalino, perfecto mamífero vertical -que es la mejor definición del homo sapiens de Linneo-, ha enseñado a su perro a verticalizarse, es decir, a humanizarse.
Además, don Catalino le ha enseñado a un loro que tiene a decir: «Dos más tres, cinco», y si no le ha enseñado (a+b)2=z2+2ak+b2, o el principio de Arquímedes -«todo cuerpo sumergido en un líquido», etc.-, es porque esto resultaba demasiado largo para un loro. Y don Catalino se empeña que es mejor para el loro que aprenda eso de «dos más tres, cinco», que no "lorito real, para España y para Portugal", u otra vaciedad

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